martes, 21 de junio de 2011

» Adán sin ella


Hoy quiero pensar que todo puede arreglarse pese a dificultades, que no somos hijos del rencor. Al fin y al cabo la vida es improvisación; salir al escenario con tu saxo, tu vestido negro y tus zapatos rojos, y tocar tu pieza, como si fuera la primera vez que lo haces, puesto que lo será para aquellos que te escuchen y es bien sabido que sólo hay una primera vez para todo.

Pienso en Adán, en la tormenta, en el azar y su imposición; en la continua improvisación del tiempo y su transcurso. Pienso en toda criatura libre y no me encuentro entre ellas. Ahora la vida es un escenario vacío, y tu cuerpo un cuerpo desnudo; el viento abrazo fraterno, y el agua, caldo de invierno.

0 comentarios: