sábado, 18 de septiembre de 2010

» Anónimamente, digo... (música afiliada)


Sodomizando a la par palabras y recuerdos restalla tras de mí el implacable segundero. Tic-tac, tic-tac. La cúpula de cristal en la que está encerrado nada puede hacer por librarme de sus golpes, que llegan invisibles y afilados, como el viento a finales de Diciembre. Tic-tac, tic-tac, ruge a mis espaldas. Menguan mis líneas y mi amor por ellas en cada ángulo barrido. Cínicas, cortantes, me gritan que no buscan ser amadas ni respetadas, y son ecos de mi propia pluma lo que escucho. Tic-tac, tic-tac, de nuevo él. "Sólo somos niñas" dicen, "déjanos jugar, que de callar ya tendremos tiempo". Y es cierto, que como niñas dicen siempre la verdad sin pararse a pensar en sus consecuencias, a sabiendas de que cuando sean jóvenes no les quedará más remedio, aunque sigan diciendo lo mismo que hasta entonces, con la adulteración propia de aquel que se sabe preso. Con el tiempo y la vejez, la imaginación se marchita y la crudeza se aviva, y llegará un momento en que no sean distintas del resto. Mientras yo viva vivirán ellas, mientras ellas sean, seré yo.

Tic-tac, tic-tac. Apartas la vista del folio y tienes veintinueve años, y al mirarte en el espejo ves al mismo ser triste y frágil de siempre, con los mismos defectos y sueños por cumplir. ¿Qué esperabas? Al fin y al cabo mi alma pesa siete años más por cada día que amanezco, mi cerebro se pudre con la rapidez de una manzana mordida a la intemperie y mi corazón... a ese lo ha devorado el estómago para dejar más hueco a los pulmones, que mal está no sentir, pero peor será no respirar.


0 comentarios: