miércoles, 4 de agosto de 2010

» El método argentino como poesía difusa


Abrumada de indiferencia, como aquel
que escucha la lluvia caer,
permanece el alma absorta en su pecado.
Escucha un eco lejano,
casi murmullo cuando traspasa la ventana;
voz queda, irascible,
ininteligible
en sus oídos.

Nadie llama a su teléfono.
Nadie en su puerta, nadie en su cama.
Carecen los que ya no sienten
o ahuyentan los que permanecen
al ente envolvente
de toda vida que se precie.

Derrochan ironía sus poros al contacto
con el Odio.
Respuestas a interrogantes superfluos
de la consciencia.
Líneas que,
sin expresar más que repugnancia hacia
un ser apenas ya existente, te enredan
hasta ser leídas.
Psicoanálisis del Árbol de la Vida.

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